Psalm 90
Eternal and Immortal One, You have been
our refuge in all generations.
Before the mountains were brought forth,
before You formed the earth and
the world from
everlasting to everlasting.
You are the Alpha and the Omega.
When our days on Earth are ended
You welcome us home to your Heart,
to the City of Light,
where time is eternal
and the days are not numbered.
You gather those who love You as
friends returning from a long
journey,
giving rest to their souls.
You anoint them with the balm of
understanding,
healing wounds of the past.
For our days on Earth are a mystery,
a searching for You,
a yearning for the great Mystery
to make itself known.
The years pass and won the
Harvest is at hand,
a time to reap the fruit of
one's life.
Who has lived with integrity?
Who will reflect the Light
Who can bear the radiant beams
of Love?
Who have reverenced the Counselor,
and opened their hearts to the
Spirit of truth?
Teach us, O Beloved to honor each day
that we may have a heart
of wisdom.
Awaken us, O Holy One! Too long
have we been asleep!
Have mercy on your people!
Help us to wait in Silence listening
for your gentle Voice;
Strengthen us with courage to
face the fears within.
O, that we might be converted in
our hearts
and walk together in peace and
harmony!
Let your Love be known to the nations,
your Glory to our children's
children.
Let the grace and gentleness of the
Holy Spirit be upon us,
guiding our feet upon paths
of Love Consciousness
Increase the Light with us -
O Beloved, hear our prayer!
Amen.
de La Biblia de las Américas
SEÑOR, tú has sido un refugio para nosotros de generación en generación.
Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.
Haces que el hombre vuelva a ser polvo, y dices: Volved, hijos de los hombres.
Porque mil años ante tus ojos son como el día de ayer que ya pasó, y como una vigilia de la noche.
Tú los has barrido como un torrente, son como un sueño; son como la hierba que por la mañana reverdece;
por la mañana florece y reverdece; al atardecer se marchita y se seca.
Porque hemos sido consumidos con tu ira, y por tu furor hemos sido conturbados.
Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu presencia.
Porque por tu furor han declinado todos nuestros días; acabamos nuestros años como un suspiro.
Los días de nuestra vida llegan a setenta años; y en caso de mayor vigor, a ochenta años. Con todo, su orgullo es sólo trabajo y pesar, porque pronto pasa, y volamos.
¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu furor conforme al temor que se te debe?
Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.
Vuelve, SEÑOR; ¿hasta cuándo? y compadécete de tus siervos.
Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste, y a los años en que vimos adversidad.
Manifiéstese tu obra a tus siervos, y tu majestad a sus hijos,
y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros. Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí, la obra de nuestras manos confirma.
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