As the world is beginning to experience the second wave of the pandemic, we share a prayer of Pope Francis, given on the occasion of the Feast of St. Joseph, March 19, 2020:
Protect, O holy guardian our nation.
Enlighten those responsible for the common good, so that they might know how to care for those entrusted to their responsibility.
Grant intelligence of knowledge to those seeking adequate means for the health and physical well-being of their brothers and sisters.
Sustain those who are spending themselves for those in need, even at the cost of their own safety: volunteers, nurses, doctors who are on the front lines in curing the sick.
Bless the Church: make her ministers the sign and instrument of your light and goodness.
Accompany our families: with your prayerful silence, create harmony between parents and their children, in a special way with the youngest.
Preserve the elderly from loneliness: grant that no one might be left in desperation from abandonment and discouragement.
Comfort those who are the most frail, encourage those who falter, intercede for the poor.
With Mary, beg the Lord to liberate the world from every form of pandemic.
A medida que el mundo comienza a experimentar la segunda ola de la pandemia, compartimos una oración del Papa Francisco, dada con motivo de la Fiesta de San José, el 19 de marzo de 2020:
Protege, oh santo guardián, nuestra nación.
Iluminar a los responsables del bien común, para que sepan cuidar de los encomendados a su responsabilidad.
Otorgar inteligencia de conocimiento a quienes buscan los medios adecuados para la salud y el bienestar físico de sus hermanos y hermanas.
Sostener a los que se están gastando por los necesitados, incluso a costa de su propia seguridad: voluntarios, enfermeras, médicos que están en primera línea para curar a los enfermos.
Bendice a la Iglesia: haz de sus ministros signo e instrumento de tu luz y bondad.
Acompaña a nuestras familias: con tu silencio orante, crea armonía entre padres e hijos, de manera especial con los más pequeños.
Preserva a los ancianos de la soledad: haz que nadie quede desesperado por el abandono y el desánimo.
Consolar a los más frágiles, animar a los que vacilan, interceder por los pobres.
Con María, ruega al Señor que libere al mundo de toda forma de pandemia.
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